Hacer acrobacias en una pestaña puede parecer más complicado de lo que es, pero a fin de cuentas se la puede remar. Para desmitificar el mundo, este blog-cajón de sastre con las crónicas de un acróbata mal pago.

domingo, 22 de julio de 2012

Ficciones noticiosas 3: La ‘concha’ de la polémica en la cancha.

Esta es otra entrada de la serie Ficciones noticiosas. Todo aquí es  ejercicio periodístico del cronista acróbata de este blog y tan real como mi destreza para el cálculo de logaritmos.









Por Lucas Gagliardi

La ‘concha’ de la polémica en la cancha.
‘La concha de tu madre All Boys’ es el cántico popular que hace referencia al equipo de Floresta. En tiempos de lucha por el descenso, esta frase estuvo en boca de muchos para manifestar la iracunda y vehemente calentura que los hinchas millonarios sienten por los malnacidos conchadesudmadres de los pandas de Floresta, el cual puso uno de los últimos clavos en el ataúd del equipo de Núñez el año pasado. Con el creciente debate por las formas para referirse al género (sobre todo al femenino) la repetición constante de esta frase en redes sociales por parte de los beodos del tablón ha cobrado mayor visibilidad. Y vinieron las consecuencias judiciales.

jueves, 5 de julio de 2012

El pecado imperdonable

 Para Alejandra,
que me dio estas palabras en préstamo; 
se las devuelvo en un nuevo envoltorio.

“¿Cómo salir de un enredo?”. Una pregunta constante cuando leía un libro. O la única; la que se hacía ante el conflicto de un conde partido en dos o un deudor que paseaba por la ciudad obnubilado en sus desgracias.

“Los enredos son fascinantes”. Por eso a Valentina le gustaban los libros con esas cubiertas de entrelazados gofrados, viejos resabios de una tradición anglosajona perdida.

“Los enredos no tienen cabida”. Al menos no en su vida, que por lo general era muy organizada. Había conflictos, pero no venían en madejas ni marañas. Valentina era sobrepasada por su propia e incontrolable eficiencia.

Un día se cumplió su sueño de vivir horas en un enredo, uno de papeles viejos, gofrados y estantes. Ingresó como a trabajar en una antigua biblioteca, atestada de materiales que serían en sueño de cualquier flama que aspirara a convertirse en incendio.

Allí, en medio de su Alejandría, la bibliotecaria cometió el pecado imperdonable.
Siempre era metódica al ir a buscar los libros. Si había que devolver varios al estante, uno por vez. Si había que revisar algo por su propio interés no se sacaba un libro sin haber devuelto el ejemplar anterior a su lugar. La delicadeza al sostenerlo por el lomo y no dañarlo se apreciaban. La pulsión bibliófila ajena, también.

".