Hacer acrobacias en una pestaña puede parecer más complicado de lo que es, pero a fin de cuentas se la puede remar. Para desmitificar el mundo, este blog-cajón de sastre con las crónicas de un acróbata mal pago.

viernes, 11 de octubre de 2013

Prisa con traspié

Corre y no importa a dónde vaya
Si el mapa deja de ser interesante
se concentra en el propio movimiento.
Baja el sudor.
Sube la presión.
En los extremos equidistantes está ese destino.

Salta y no importa donde caiga:
si en la ciudad todavía
o en otra parcela del plano.
Si hay prisa, solo hay un fluir que lo hará olvidar la llegada;
un tropezón no es caída sino gajes del oficio,
o, en realidad,
una señal de que se aproxima un desliz
al enhebrar pensamientos.
A no preocuparse:
el resbalón se olvidará en el mismo trayecto.

Salta el paredón, sube la terraza.
Esquiva el auto, rodea volquete.
Engancha el micro, sube, respira.
Y llegó el pajarito
que anidó en la memoria
y tapó aquel destino.

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