Hacer acrobacias en una pestaña puede parecer más complicado de lo que es, pero a fin de cuentas se la puede remar. Para desmitificar el mundo, este blog-cajón de sastre con las crónicas de un acróbata mal pago.

lunes, 3 de marzo de 2014

Antes de la manzana



Había reunido cada ítem de la lista: todos los adminículos, esencias, hierbas, sustancias. El aire de su balcón real era invadido por perfumes maléficos que, aún antes de mezclarse, burbujeaban en rencor.

La reina había estudiado con minucia los pasos de la invocación. Sólo una breve ceremonia coronada por el perfume del láudano bastaría para ver a su mortal enemiga hecha añicos. El espectro debía hacer bien la tarea, aquella que el cazador no había podido lograr; aquella que tampoco habían logrado sus otros complots.

Un último verso satánico, una última gota de ajenjo, un último tallo de asfódelo…

Entonces, la oscuridad de esa atalaya respiró magia y la hechicera contempló a aquel ser sobrenatural. Resultó muy distinto de lo imaginado: un ser lumínico, con forma de mujer, que flotaba sobre los restos del brebaje.

–Soy un hada, hija mía. He venido a hacer el bien. ¿En qué puedo ayudarte?

–¿Hada? Pero yo intentaba invocar a una súcubo, a un ser de los siete infiernos.

El hada le dirigió una mirada extrañada. Pronto, sus pestañas tradujeron una expresión de súbito entendimiento.

–Debiste confundir la cantidad de ajenjo, o la madreselva por valeriana. La frontera que separa las invocaciones satánicas de las benignas es muy débil.

Y desapareció.

La reina, iracunda, lanzó al fuego un torrente de agua que materializó de la nada con sus poderes. Hastiada, optó por encantar una fruta y tomar las cartas en el asunto por sí misma de una vez. Mientras ella iba al encuentro de la malnacida de Blancanieves, pensaba en lo que sería de su vida y cómo sería vista por la posteridad. 

Injusta es la historia con los villanos, eso es sabido. Tanto es así que ni siquiera le atribuirían haber sido pionera en realizar llamadas al número equivocado.
".