Hacer acrobacias en una pestaña puede parecer más complicado de lo que es, pero a fin de cuentas se la puede remar. Para desmitificar el mundo, este blog-cajón de sastre con las crónicas de un acróbata mal pago.

sábado, 9 de junio de 2012

Crónica platense 6: Yo en huida contra la ciudad

11.05. Micro para abandonar las diagonales urbanas a las 11.30. Me desperté 11.04. curiosamente el ringtone de la alarma en el celular era el tema de Indiana Jones de John Williams.Destino forro que juega a acomodar el tablero con una banda sonora irónica de los defectos de uno.

Desorganización maldita la mía y anarquía de puntos que elnlouqece ideas al ritmo de la conga de eventos fortuitos. Puteo y me visto como puedo manoteo las cosas a guardar en ese bolso cuyos cierres ya no resisten. Pero me doy cuenta que el libro que tengo que llevarme para leer sí o sí (época de alarmas y deudas lectoras con ciertas materias) está durmiendo plácidamente en algún lado que no es mi pieza.

Corro por la casa buscando el libro Resbalo en un patio en una acrobacia que me hace ver la galaxia entera Pero se ve que la luz de las estrellas, otrora metafóricas,  metafóricas pasaron al orden de otra metáfora y me iluminaron: encontré el libro en la sala de estudio.
 ***

 Segunda búsqueda de este apasionante juego interactivo de RPG humano: ¿el pasaje? En algún lugar entre los papeles del escritorio. Claro, quizá abajo del certificado mezclado con las fotocopias dentro del folio de una carpeta que está bajo la cama. O quizá entre las sábanas bajo el cubrecamas que tiene tres libros encima más una campera más un par de carpetas enredadas en nudo de pies inquietos que durmieron mucho y ahora corren empantuflados de apuro. Por fin lo encontré.

Ánimo buscador que el juego no acaba: aún quedan las plataformas y el jefe del nivel.
 ***
Un pie en la vereda saludo al vecino que me ve corriendo para el bondi tomar.

El semáforo en rojo cortándome el cruce lareputamadrequemerremilparió. ¿Tendré las monedas? No había reparado en ese detalle del cual dependía la expedición tan urgente. Escarbo bolsillos buscando el petróleo y ni un céntimo encuentro me quiero matar.

Estoy que me vuelvo a la casa vacía a lamer cajones con los dedos buscando el metal. Y justo, encuentro la billetera con el acceso preciado al bondi de línea que me llevará.

Pero el bondi no llega, cochadesumadre, que ¿joraca pasó? No hay tránsito en la calle, parece re muerta se escuchan los bombos a pronto venir. Marcha. Como siempre, marcha. Me sale la cara facha y puteo la protesta social. Hago unas cuadras corriendo al rolete y no me importa la marcha veo un bondi torcer.
 ***
¡1.10 y estoy en camino! ¿Vencí al jefe del nivel?
Son las 11.23, según marca el teléfono y el micro describe acrobacias de tránsito, más arriesgadas que mi excursión al suelo en el patio aquél.

Un respiro.

Dos.

Siento los pies calentitos.

Por la ventana entra el sol.

Siento los pies demasiado calentitos.

Y al fin miré.

Las pantuflas. En mis pies.

–Y  bueno– pensé. Podría haber sido peor. Como esa vez que, a los apurones salí al patio dispuesto a irme cursar, pero en boxers.


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Crónica platense 6: yo en huida contra la ciudad por Lucas Gagliardi se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
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2 comentarios:

  1. jajajaja!!! enserio???

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  2. Sí, ya me conocés y sabés que soy muy capaz. Lo conté en el orden en que fui procesando las cosas en ese momento.

    Y un día me fui a devolver un libro a BIBHUMA en pantuflas también (me fui en micro).

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