Hacer acrobacias en una pestaña puede parecer más complicado de lo que es, pero a fin de cuentas se la puede remar. Para desmitificar el mundo, este blog-cajón de sastre con las crónicas de un acróbata mal pago.

domingo, 19 de febrero de 2012

Del ágora a las estrellas

Un cielo estrellado abre interrogantes: no se trata de qué vemos nosotros en el cielo sino qué ve el cielo en nosotros. ¿Nos ve como nosotros vemos una película? Hace un tiempo me decidí a ver Ágora. No le tenía mucha fe a «otra de griegos o romanos» después de tantas Troyas raquíticas y espartanos anabolizados por el CGI. Qué buenas son las sorpresas, sobre todo cuando uno mismo contribuye a ellas.

Esta vez no me tuve que consolar con la técnica ni con  la  reconstrucción de época. No había tiempo, pasa demasiado en Ágora. Es una cinta de griegos, pero no es tanto una épica para pochochos y coca en un asiento caluroso; en todo caso es una épica de ideas sobre una mujer que ama aprender en un momento en que la curiosidad bien podría matar a una manada entera de leopardos antes que al famoso gato. Dudar siempre es lo que hace a Hipatia ser quién es, un personaje histórico reconocido por sus contribuciones a la filosofía, la matemática y la astronomía. Y no son los asaltos y conflictos en las calles de Alejandría las que marcan el tempo de Ágora sino que las pesquisas de la astrónoma determinan el ritmo de la película y su baile cósmico. 

Hipatia es bonita, muy bonita además de inteligente. Ayuda mucho tener la belleza y profundidad de Rachel Weisz, supongo. Ella está interesada en resolver las dudas que le despierta el sistema heliocéntrico del cosmos. Ella tiene tres pretendientes y varios que preferirían callarla, en una ciudad donde conviven cristianos, judíos y neoplatónicos disputándose la primacía. La Hipatia de Amenábar es sagaz pero profundamente sensible; y a la vez es una figura compleja subsumida en una contradictoria visión de clase: ella y su padre tienen unos esclavos a los que trata con delicadeza, pero por ahí le sale la aristócrata de adentro y dispara algún dardo clasista.
Pasan muchas cosas en este ágora. Hay mucho plano de cielo estrellado.... y qué lindo filma Amenábar el cielo nocturno. Pocos  directores suelen darle bola a la bóveda salpicada como él (Alfonso Cuarón por ejemplo). Para Amenábar, esos encuadres magnánimos de la tierra captada inerte (o quizá no tan inmóvil) desde el espacio entrañan belleza, una belleza lograda por artificios de la era Photoshop pero que respiran elegancia. Para Amenábar, también, son esas estrellas los testigos del cantar de los muertos en la masacre. Ágora es una película sobre masacres, no solo de cuerpos sino también de mentes y dementes.

El conflicto va del intelectual al pasional: Hipatia, como sor Juana (quien la citará como ejemplo en su Respuesta a Sor Filotea), ama el conocimiento, cree que descubrir las leyes del mundo nos ayuda a superarnos como personas. O al menos a ella le sirve para distraerse de otro hecho natural: ella es una mujer expresando las palabras que una época sólo interpretaba como legítimas en boca de un hombre. Y Rachel Weisz es hermosa, quizá esté aquí más hermosa que nunca pero no la juega de mina linda. Tiene esa extraña cualidad de pocas buenas actrices para dejar a un lado la interpretación cosmética y ahogada por gestos de autoimportancia y dar lugar a la pasión de su personaje. La verdad, le creo cuando muestra la fascinación de su heroína ante los descubrimientos celestes. La verdad le creo que sabe de lo qué está hablando con ese acento tan seductoramente inglés.

Y aparece ese clima de ensueño que rodea a la heroína, de cierto misterio estético en cómo la capta la cámara. Amenábar se empecina en filmar círculos como si fueran elipses, dando un apoyo (también oblicuo) a su heroína: Hipatia tenía razón con su explicación del modelo astronómico mediante la analogía con la elipse, como reza la leyenda final que cita los descubrimientos de Johannes Kepler.

Sí, Amenábar manipula. Ateo a rajatabla, absorbe la historia de la filósofa para contar su visión del nacimiento de occidente (y también su bautismo a sangre, piedra y fuego). Hipatia pasa de ser neoplatónica a una atea asumida. A veces la manipulación va en dirección a paralelismos históricos: en realidad los cristianos del siglo IV quemaban a sus víctimas, no los enterraban. Siendo que las víctimas incineradas en un punto de la película son los judíos que antes ayudaron a los cristianos a ascender al poder y que el tema excluyente del filme es el fundamentalismo, la referencia a la historia del siglo XX es feroz y escalofriante.

Aunque su tema excluyente sea el fundamentalismo, Ágora termina planteando otro de coletazo: el divorcio entre ideas y acciones en tiempos oscuros. En medio de loa crisis política y bélica que vive Alejandría, «¿Lo que necesita la ciudad es una filósofa?», le plantean a Hipatia. Las ideas y las acciones realmente no tienen relación unívoca de por sí, no existe la traducción ni la inmediatez entre ambas. Idea interesante que la política en general y la militancia estudiantil en particular debaten desde hace muchos años; debate que sería saludable extender al resto de los mortales que observan las estrellas. Amenábar nos dice que las ideas pueden ser  el comienzo de algo, pero escapa asustado ante insinuaciones idealizadas del poder del conocimiento: la resistencia individual desde el intelecto es posible, pero hay un mundo afuera, tan complejo, misterioso e impredecible que desborda la razón. Ese es el mundo que fascina a Hipatia, el de las complejidades, los totales, donde el misterio se vuelve fuga con muchas variaciones y contrapuntos imposibles. Hay un mundo, nos lo recuerdan los planos orbitales del cineasta; hay mundo cuyas complejidades naturales y las que ha creado el hombre (políticas, religiosas, sociales) revuelve la película. El ágora, lugar de discusión e intercambio, aquí desborda la ciudad: es el planeta entero y sus misterios. Mundo que no ha cambiado casi nada porque es mundo.

Licencia Creative Commons
Del ágora a las estrellas por Lucas Gagliardi se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Basada en una obra en lasacrobacias.blogspot.com.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en http://lasacrobacias.blogspot.com/.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

".